- Según el Consejo Colombiano de Seguridad (CCS), además del cuidado con el exceso de consumo de dulces, los padres y responsables de los niños deben tener en cuenta el tipo de disfraces con que visten a los pequeños.
- Materiales y diseños que pueden causar asfixia y alergia. Son dos de los riesgos entre los niños y niñas, pero también entre los adultos.
- Hay que mirar con cuidado los sitios de alquiler, ya que las telas pueden encontrarse sucias.
En Halloween, época de dulces y alegría, los disfraces pueden representar un riesgo para los niños y niñas; es por esto que, el Consejo Colombiano de Seguridad (CCS) hace un llamado a la comunidad para que preste especial atención a materiales y diseños que pueden ser causa de asfixia y alergia.
La entidad asegura que por lo menos seis tipos de riesgos amenazan la integridad de niños, niñas y adultos como son asfixia, alergias, riesgo por el tipo de materiales de los disfraces, así como por el exceso de consumo de dulces, accidentes viales y el riesgo público.
Uno de los riesgos que más llama la atención es el de asfixia porque en ocasiones se utilizan disfraces con máscaras o caretas sin ventilación que, además, a veces impiden la visibilidad, al igual que aquellos que hacen uso de accesorios como collares, piedras o aretes, porque al introducirlos en la boca puede generarse un atragantamiento. “Tampoco es recomendable el uso de cordones, especialmente en la zona del cuello, por el riesgo de estrangulamiento, así como de plumas o lazos”, asegura Adriana Solano Luque, Presidenta del CCS.
Para la elección de los materiales, el principal factor a tener en cuenta es el clima en el que será usado el disfraz por el niño. Por ejemplo, los animales fabricados con peluche son los menos adecuados para climas cálidos, mientras que resultan ideales para climas fríos o templados.
Igualmente es necesario que si se alquila un disfraz para grande o chico, observar que no sea de un material al que sea alérgico o que no se encuentre limpio. Hay que lavarlos. Las alergias pueden presentarse también por el maquillaje, por lo que se debe verificar que no sean alergénicas o tóxicas.
Frente al material de los disfraces, el principal peligro es el alto riesgo de inflamabilidad, y por tanto el riesgo de quemaduras. Se recomienda elegir materiales no inflamables, preferentemente algodón, para evitar además reacciones alérgicas, y de igual manera, mantener al niño alejado de cualquier fuente de calor intenso (llamas, estufas, bengalas, cigarrillos, fuegos artificiales, etc.).
Se deben evitar telas pesadas y vestidos con largas caídas que puedan producir accidentes, especialmente en las escaleras eléctricas, ascensores o juegos mecánicos, eligiendo previamente la talla adecuada para evitar tropezones y caídas. Lo ideal es que el niño pueda ver, comer, moverse y comunicarse sin problema. Para los bebés, se aconsejan trajes estilo pijama, especialmente si viven en clima frío.
Otro de los riesgos en Halloween es aquel derivado de la emoción de los niños por pedir caramelos, ya que en ocasiones cruzan las calles sin mirar y además, sin la compañía de un adulto. Hay que enseñar a los niños las normas básicas de tránsito y procurar que siempre caminen por las aceras.
A su turno, los conductores deben manejar con extrema precaución en esta fecha, reducir la velocidad, estar alerta en las zonas residenciales y movilizarse con lentitud en los conjuntos residenciales.
No debemos olvidar el riesgo público, por lo que se aconseja acompañar siempre a los niños, así como llevarlos a sitios conocidos como centros comerciales o espacios residenciales. Si los niños son lo suficientemente grandes como para estar sin supervisión, deben permanecer en áreas conocidas que estén bien iluminadas y pedir caramelos en grupos.
Uno de los riesgos que más preocupa es el consumo de caramelos. Hay que señalar que los menores de cuatro años no deben consumir dulces duros, pues podrían atorarse con ellos. Se aconsejan chocolates y colombinas grandes.
De igual manera, se hace necesario inspeccionar los dulces fijándose en signos de manipulación antes de permitir que sus hijos los consuman. Los dulces deben estar en su envoltura original y sin abrir. Los padres o cuidadores deben mirar qué clase de golosinas les ofrecen a sus hijos. Observar si la envoltura está sellada y en buen estado; que el dulce no esté adulterado, roto, vencido o el empaque húmedo.
Guardar únicamente los dulces que no estén abiertos. Si al pequeño le brindan alimentos de preparación casera, rechazarlos si se ven en mal estado. Un dulce debe tener olor, color, sabor y textura característicos. No es normal que luzca decolorado, deteriorado y con sabor diferente.
Finalmente, el CCS recomienda a los padres, colegios, a las administraciones de los centros comerciales, al comercio en general y a los adultos exceder los cuidados para prevenir accidentes; en nuestras manos está, que cuando termine esta fecha tan especial para grandes y pequeños, podamos asegurar los abrazos de las familias.