Por: Octavio Torres / Fundador y Director de VALOPES {VAL-valor; OPES - recurso en latín}, empresa de tecnología enfocada en liderar la transformación digital de la industria del residuo / Consultor gerencial y de sostenibilidad industrial en diversos sectores industriales en empresas como Coca-Cola Femsa (Colombia), Federación Nacional de Cafeteros, Prodensa, Xyntéo (Oslo), Studio Cárdenas (Milan), Ramboll (UK), Universidad de los Andes, Contraloría General de la Nación, Positiva S.A, Equion / Investigador en temas de Ecología Industrial aplicada en centros internacionales como CIMM (Centro de investigación de minería y metalurgia), NTNU, Sintef (Trondheim).
“Cerca del 99% de las bienes producidos, sembrados, transportados y procesados terminan en los rellenos sanitarios después de seis meses de uso” (Natural Capitalism, 1999). Esta es una de las estadísticas que resumen la cruda realidad que padecemos, que es consecuencia del modelo actual económico, que es lineal 'extraer, transformar, producir, consumir y disponer'. Como resultado, hoy en día, el consumo de los recursos naturales por parte de la sociedad es más rápido que la tasa de regeneración por parte de la naturaleza, lo que está llevando a la humanidad a incrementar de manera descontrolada la deuda ecológica.
Como respuesta a la crítica realidad que enfrentamos, ha venido surgiendo en los últimos 5 años un nuevo paradigma bajo el nombre de Economía Circular. Su propósito, impulsar la transformación del modelo de producción económica actual que es lineal y que es insostenible. Esto se debe a la confluencia de varios factores, como el aumento de la demanda de materias primas, la generación y acumulación de residuos, la expansión y crecimiento de la población y su capacidad adquisitiva. Walter Stahel notó que, a largo plazo, la Economía Lineal actual era insostenible. “Me he dado cuenta de que cerrar los ciclos de materiales, podría ser la manera correcta de desvincular el crecimiento y la prosperidad de los recursos naturales y la degradación del ecosistema”.
La oportunidad asociada a la Economía Circular es la que permite a las organizaciones transformar sus modelos de negocios, en donde sus productos y/o servicios sean diseñados para reducir, reutilizar los recursos, y lograr eliminar los desechos de los procesos industriales y los hogares, reduciendo los mal llamados residuos (que no son nada más que recursos pésimamente gestionados), que terminan en los rellenos sanitarios, cuencas hídricas y océanos. En su lugar, la solución es redirigir estos excedentes de materiales hacia la cadena de valor correcta, creando una economía más saludable y reduciendo los impactos sobre el medio ambiente. Un objetivo crítico de la Economía Circular es cambiar el paradigma, en donde los residuos pasan a ser tratados como recursos en potencia, que se pueden reutilizar y reciclar para obtener el máximo valor de su materia prima original.
Prolongar los ciclos de vida de productos
La Economía Circular presenta como principal posibilidad la capacidad de extender el ciclo de vida productivo de los materiales. Y a su vez, esto tiene un gran impacto positivo en los ecosistemas y la naturaleza en general, al reducir y prevenir el agotamiento y la destrucción insostenible de los recursos naturales. Sin embargo, lo más interesante es el potencial económico para reinventar un camino sostenible para el crecimiento económico. Este potencial económico tiene en cuenta los límites naturales de la tierra y los desafíos que tenemos ante nosotros en relación con la población y el crecimiento esperado de sus ingresos en el futuro. Se estima que para el 2030 la clase media llegue a 5.6 mil millones de los 8.6 mil millones que se estima será la población total (Growing Consumerism, EU Comission 2018 & The future of World Population, The World Bank 2015).
La capacidad de poder generar el cierre del ciclo de materiales es la clave para alcanzar el potencial económico. Y para esto, debemos tomar como ejemplo la naturaleza y sus ecosistemas, donde estos tienen la principal propiedad de reutilizar materiales sin producir residuos a lo largo de su ciclo. Este tipo de dinámicas son las que debemos replicar y escalar para maximizar el valor de los recursos naturales y reducir su desperdicio.
Infortunadamente, la historia en nuestra economía actual (sistemas productivos y de consumo) es muy diferente: durante 2017, de los cerca de 11.5 mil millones de toneladas de recursos consumidos sólo cerca del 25% se recuperó. El resto de estos materiales terminaron, en el mejor de los casos, bajo tierra en los rellenos sanitarios o contaminando cuencas hídricas y océanos (Waste Management & Recycling, UBS, 2017). Se espera que este volumen de desechos se duplique para 2025 y se duplique nuevamente para 2050 (No time to waste, BALM 2013). Esa información nos da una radiografía de la linealidad de la economía en la que estamos atrapados hoy y en cómo el inmenso desperdicio de los recursos naturales que son transformados, terminan enterrados.
Es por lo anterior que la oportunidad de recuperar valor de los residuos es ilimitada, dado que menos del 25% de las 11.5 mil millones de toneladas de residuos generados a nivel mundial están siendo reciclados. Esta situación se convierte en una gran oportunidad para cerrar el ciclo económico y evitar que recursos valiosos terminen en rellenos sanitarios y océanos. Además, en el mundo emergente, las bajas tasas de reciclaje y reutilización pueden estar incluso por debajo del 15% o hasta el 10%. Esto refuerza la tesis de la oportunidad de generar nuevos empleos al igual que formalizar y mejorar las condiciones de labores existentes. En específico la de las familias de los recicladores de base, quienes hoy en día vienen ayudando de manera importante a que se reciclen los residuos de los hogares y sectores comerciales. En principio a través de la recolección y posterior clasificación, pero se debe pensar en cómo deben ser integrados para que puedan participar de manera activa en las oportunidades de negocios emergentes de ciclo cerrado.
Ya es una realidad que el manejo de residuos y su reutilización, se está convirtiendo en una posibilidad económica que está sacando a las personas y familias de la pobreza, y también proporcionando recursos baratos para materias primas secundarias que permiten la fabricación de bienes, reduciendo la dependencia de material virgen, cada vez más escaso. Los ejemplos de transformación productiva de residuos en productos incluyen la construcción de viviendas con inclusión social, con los bloques fabricados totalmente con residuos plásticos desviados (Conceptos Plásticos - Colombia); producción de pintura industrial para la construcción hecha con espuma de poliestireno (Idea-Tec - Chile); y fabricación de monopatines fabricados con redes de pesca de plástico desechadas (Buro - Estados Unidos).
Estas soluciones de ciclo cerrado están surgiendo en América del Sur, donde los recicladores participan como una parte crítica de la consolidación de las nuevas cadenas de valor que ayudan a reutilizar los residuos a transformarlos en materia prima secundaria y generar productos con valor agregado.
Para poder continuar fortaleciendo y escalando estos tipos de soluciones de círculo cerrado de manera robusta, es imperante que se mejore la forma en que tratamos la información, donde el factor clave para el éxito en el escalamiento de estas soluciones será contar con la información en tiempo real sobre la disponibilidad de residuos. Este es y seguirá siendo el mayor desafío que restringe el aumento sustancial de las tasas de reciclaje en todo el mundo y en nuestro país.
Desviando residuos hacia recursos a partir de los datos
Sin la información correcta sobre la disponibilidad, ubicación, calidad, cantidad de los residuos y en el momento adecuado, seguirá siendo casi imposible escalar de manera efectiva en la creación de soluciones de ciclo cerrado que desvíen los residuos y los transformen en recursos valiosos.
En consideración a esta falta de información y su disponibilidad, desde el año 2015, Valopes ha estado investigando y desarrollando en conjunto con la industria manufacturera diferentes procesos digitales para habilitar la información de la industria y sus residuos, a partir de una plataforma basada en la nube, ágil, robusta, fácil de usar y a un efectivo costo-beneficio, que permitirá a los generadores de residuos tanto industriales y comerciales, a los gestores de residuos y a los recicladores, mejorar la calidad de los datos sobre los residuos que están produciendo, recuperando y disponiendo, para así automatizar la identificación de oportunidades de sinergias que nos permitirán desviar los desechos de los rellenos sanitarios.
En la actualidad ya se han logrado digitalizar más de 100 establecimientos a nivel nacional, que vienen capturando la información de manera ágil y sencilla sobre la generación de sus residuos, haciendo la trazabilidad sobre la gestión de estos, para un total aproximado de 500.000 toneladas de residuos y potenciales recursos digitalizados. Se resalta que la plataforma permite llevar control monetario sobre las transacciones asociadas a la gestión y de esta manera, se asegura la transparencia y control sobre los proveedores.
La plataforma actualmente está en proceso de transición, así las empresas pueden identificar nuevas oportunidades de negocio, dando la posibilidad de un mayor nivel de identificación y estructuración de soluciones de ciclo cerrado a partir del poder de los datos y la información, que no solo mejorará la eficiencia neta de la economía actual reduciendo la cantidad de valor que termina en los rellenos sanitarios como residuos, sino que además ayudaría en la creación de nuevas oportunidades de negocios que tendrán un impacto fundamental en la generación de nuevas oportunidades de trabajo. Adicionalmente los reportes y demás datos permiten dar cumplimiento a la normatividad existente sobre el manejo de residuos.
En la Unión Europea con una tasa de reciclaje aproximado del 30%, se estima que la Economía Circular puede aumentar el PIB Europeo en un 0.5 % y crear cerca de 700.000 nuevos empleos (Impacts of CE policies on the labour market, 2018), lo que significa para un país como Colombia, con tasas de reciclaje cercanas a la tercera parte de la tasa promedio de reciclaje europea, pensar que el potencial de generación de nuevos empleos sea mucho mayor.
En nuestro país se viene estructurando la Estrategia Nacional de Economía Circular, que permitirá comenzar a definir las líneas bases para este tipo de análisis que, en última, tendrá un impacto positivo en los recicladores de base que ya están desarrollando una tarea crucial en los países emergentes, donde existe una falta de infraestructura y cultura de reciclaje.
Finalmente, la implantación de estas nuevas ideas basadas en una Economía Circular tendrán un impacto positivo directo en el medio ambiente, donde la reutilización de los recursos ayudará a reducir su agotamiento, mejorará la preservación de los recursos naturales, incrementará la reducción de otras contribuciones negativas ambientales como la emisión de gases de efecto invernadero al existir menor consumo de energía, tanto en extracción de materias primas como en transporte de estas a las zonas de producción, y ayudará indudablemente en la mitigación del cambio climático.