Por: Jorge Johan Olave, Coordinador de Comités Sectoriales, CCS / Ingeniero Agroindustrial, Universidad del Tolima / Especialista en Gestión de Seguridad y Salud en el Trabajo, Universidad Jorge Tadeo Lozano.
‘’Hoy primer día del mes de febrero de 2050, reportamos que Colombia ha reducido en un 75% la cifra de muertes derivadas de siniestros viales, ha logrado erradicar por completo la problemática de consumo de alcohol y sustancias psicoactivas al volante, ha logrado establecer límites de velocidad durante décadas enteras, generando conciencia instalada en cada conductor, llegando a tener carriles exclusivos llenos de ciclistas que usan casco, reflectividad, protección de rodillas y que respetan cada semáforo y señal de tránsito como cualquier otro actor vial. Hoy, primer día de febrero de 2050, celebramos la reducción de accidentes que involucran ciclistas, convirtiéndose estos en el actor vial más responsable en la vía, llevando un mensaje de inclusión y auto cuidado a los diferentes actores. Hoy, con orgullo podemos decir que Colombia es un país comprometido con la seguridad en las vías, una nación con una verdadera cultura basada en la seguridad y en el autocuidado y la heterogeneidad en la adopción de roles viales’’.
Este, debería ser el anuncio de todos los medios de comunicación y portales técnicos de seguridad vial del país en 2050, un año de muchas metas y apuestas del mundo entero para fijar un compromiso pactado por la reducción de por lo menos el 50% de muertes causadas por accidentes de tránsito, una problemática de salud pública que ha movilizado a los países más desarrollados del planeta a ser voceros y pioneros en la generación y promoción de prácticas seguras en la vía. Es así como el gobierno de Estados Unidos y el National Safety Council reconocen las muertes en accidentes de tránsito como una problemática crítica que afecta la vida de miles de personas en el mundo y que golpea de manera contundente a la población activamente trabajadora e incluso a aquella población joven que será la fuerza de trabajo en el futuro. “Los jóvenes se ven afectados desproporcionadamente, ya que los accidentes son la principal causa de muerte en personas entre 15 y 24 años. En Estados Unidos se calcula el lucro cesante de la vida productiva que ‘’dejaron de vivir’’ estos jóvenes, por el siniestro. Los hombres mueren más a menudo en accidentes que las mujeres en todas las categorías de accidentes: 71% de las personas muertas en accidentes viales son hombres. Por tipo de choque, el porcentaje de muertes más alto corresponde a pasajeros de automóviles y camiones grandes, particularmente en hombres".
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Si abrimos un poco la perspectiva del panorama, vale la pena considerar la particular especialidad de la fuerza económica y laboral de Colombia, basada en actividades agrícolas y agropecuarias, en las que se involucra de manera directa la logística de distribución y transporte de alimentos y productos agro industriales, desde remotas zonas rurales a ciudades pequeñas, principales y capitales, teniendo en cuenta que: a. La infraestructura y red vial de las zonas rurales en Colombia carece de tecnología y está construida en condiciones que no permiten generar tiempos eficientes de recorrido, que impactan en la seguridad de la carga y del conductor, que pueden llegar a afectar la integridad del vehículo y que definitivamente se pueden llegar a convertir en un factor de alta influencia en los accidentes viales en zonas rurales en Colombia. b. El transporte de productos agrícolas, e incluso los no agrícolas que circulan por vías y rutas rurales en Colombia, se enfrentan con una realidad representada en la falta de planificación y análisis de rutas y viajes, lo que genera subordinación que no se ajusta al contexto real del tiempo y condiciones de la vía, generando así sobrecarga laboral en los conductores, quienes pueden llegar a alcanzar viajes con trayectos continuos que afectan directamente la capacidad visual del conductor, su estabilidad osteomuscular, hábitos alimenticios pudiendo llegar a producir micro sueños, fatigas y demás detonantes de accidentes viales.
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c. Se requiere mayor análisis e innovación por parte de las empresas fabricantes de vehículos frente a los estándares de seguridad, tanto en aquellos vehículos destinados para circular en la ciudad, como para aquellos que circulan en vías rurales, teniéndose aquí significativas diferencias entre ambos tipos de vehículos: ergonomía de la silla, sistema de frenos, sistema de amortiguador de alta resistencia, sistema de llantas para terrenos adversos, entre otras.
d. La escasa descentralización de las políticas de transferencia de conocimiento y promoción de cultura de seguridad vial hacia las zonas rurales, son otro de los factores con los cuales se puede asociar la accidentalidad en las vías y carreteras rurales. El desconocimiento de las señales de tránsito, la falta de conciencia en el sobre cupo de motocicletas y vehículos, el conocimiento en ítems de revisión y mantenimiento a vehículos, la apatía con el uso del casco y chalecos reflectivos en motos, el exceso de velocidad, la cultura de conducir bajo efectos del alcohol, entre otros, son elementos para combatir desde iniciativas gubernamentales en las que se promueva una estrategia puntual para dicha descentralización.
Según el National Safety Council: “los usuarios de caminos rurales también se ven afectados desproporcionadamente. En 2015, se estima que un 19% de la población de E.E.U.U. vivía en áreas rurales, sin embargo, casi la mitad de las muertes en la carretera ocurrieron en caminos rurales. Los caminos rurales son más peligrosos que los urbanos. Por el mismo número de millas manejadas, más del doble de personas mueren en áreas rurales. En cuanto al riesgo de peatones, ha aumentado dramáticamente en los últimos años. De las 5.000 personas más que murieron en choques de vehículos de motor de 2011 a 2016, 1.500 eran peatones. En 2015, las muertes de peatones representaron el 15% de todas las muertes de tráfico y aproximadamente tres cuartas partes de ellas ocurrieron en áreas urbanas”.
Siempre existe una causa asociada a algún factor específico durante un siniestro vial basándose en teorías de gestión del riesgo; el desencadenamiento de un factor vial, en teoría, dependería de una desalineación de controles o falta de estos, frente al riesgo de ocurrencia. Vale la pena examinar e indagar qué tipo de fallas se desencadenan en un accidente o siniestro vial, con fines de tener un diagnóstico mucho más aproximado y unas acciones más focalizadas a la prevención de futuros accidentes. Es así, como el National Safety Council indaga en diferentes elementos que pueden incidir durante la ocurrencia de un siniestro vial partiendo de los siguientes interrogantes:
- ¿Qué causa el bloqueo, o sea la desalineación entre el comportamiento humano y el control en diseño del vehículo?
- ¿Quién sobrevive al choque?
- ¿Quién recibe tratamiento médico?
Partiendo de estos importantes interrogantes, es vital entender que la ruptura de la relación entre las características técnicas del vehículo y las decisiones del conductor asociadas al comportamiento humano es el mismo conductor el que toma la decisión de evadir los estándares de seguridad y desalinear los controles establecidos para la prevención de accidentes, y aunque se destinen esfuerzos en fortalecer y transferir tecnología para robustecer los controles en vehículos y en carreteras la relación conductor – diseño de vehículo es clave para la prevención.
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La velocidad también es un factor importante para sobrevivir a un choque, ya sea dentro o fuera del vehículo, cuanto menor sea la velocidad, menos graves serán los resultados’’ (National Safety Council). El último interrogante a tener en cuenta es la calidad de atención médica que reciben las víctimas de un accidente de tránsito, el conocimiento técnico en atención a emergencias del personal que apoya dicha atención, los elementos para la atención y uno de los ítems más importantes, un plan de emergencia aterrizado a las necesidades y contexto de la organización, así como lo señala National Safety Council: “De todas las muertes por choque, aproximadamente la mitad sobrevive al choque inicial, pero luego mueren por sus heridas. Capacidades mejoradas del personal médico de emergencia, uso de un helicóptero médico, y llegar a un centro de trauma apropiado puede mejorar supervivencia de choque’’.
Según el documento técnico The Road to Zero, A Vision for Achieving Zero Roadway Deaths by 2050 del National Safety Council (NSC), para el 2050 se pretende tener el gran logro de disminuir al máximo las muertes en carretera causadas por siniestros viales en Estados Unidos, a través de gestión e implementación de avances en los que se promueva la seguridad vial en primer escenario, y sobre todo, que se priorice en cada una de las naciones, con fines de generar acciones puntuales y eficaces.
Los elementos sobre los cuales la estrategia de Visión Cero del NSC propone generar fortalecimiento son:
a. Tecnología aplicada a los fabricantes: la industria automotriz debe adquirir conciencia acerca del importante papel que juegan en la creación de una cultura de seguridad vial y el alto aporte que le generan a la cadena de valor. Es importante caracterizar las necesidades existentes por actor vial en materia de tecnología y diseño de fabricación, por ejemplo, las necesidades del conductor de vehículo son diferentes a las del conductor de motocicleta, en el primer actor, el requerimiento se fundamenta en diseño de latas, frenado y resistencia del motor ante explosión e incendio, mientras que la segunda, se fundamenta en tecnología para dar estabilidad y equilibrio, respuesta de cabrilla a coaliciones e incluso diseño de mecanismo de rodamiento y llantas. La automatización es otra de las maneras en la cual se eliminan los factores humanos y se reduce la probabilidad de accidentes por causas asociadas a malas decisiones del conductor, tal y como lo indica el NSC: “casi todos los vehículos, incluidas las motocicletas, ahora tienen altos niveles de automatización, ya sea auto dirigidos o impulsados por los humanos. Casi todos los autos ahora frenan automáticamente, advierten a los conductores sobre objetos en sus puntos ciegos, estacione, ajuste su velocidad y permanezca en sus carriles’’.b. Diseño de las carreteras e infraestructura vial: entidades en Colombia como la Agencia Nacional de Infraestructura, Agencia Nacional de Seguridad Vial y Ministerio de Transporte juegan un importante papel en el aporte de la seguridad vial en el marco de la Visión Cero. La construcción de vías en Colombia debería ir enfocada a brindar un panorama sólido y estable al conductor, a través de disminución de choques severos, curvas extremas, baches, reducción de carriles de vía, huecos y demás, al igual que la señalización efectiva de las mismas que le permita al conductor anticiparse a curvas peligrosas, descensos, caída de rocas, carriles de doble vía, animales transitando, velocidad óptima de tránsito, entre otras, sin olvidar la velocidad que le permita al conductor alcanzar su objetivo de tiempos eficientes de tránsito. Igualmente las vías para el 2015, de acuerdo con el NSC, deberían ser absolutamente incluyentes, afrontando el reto de reconocer la heterogeneidad de los actores viales, por ejemplo, teniendo ciclo rutas continuas y en buen estado, carriles exclusivos para transporte público, vías apropiadas para el transporte en motocicleta y de carga pesada (tractomulas y tractocamiones), y los más importantes, los peatones, entendiéndose como un actor vial esencial en esta cadena. “El diseño de la carretera también ha evolucionado, volviéndose completamente basada en el desempeño, lo que resulta en configuraciones más innovadoras que conducen a una seguridad mejorada. Técnicas que son rutinarias en 2050, incluyen la separación física de carriles de tráfico opuestos, pavimentos más seguros y superficies que ayudan a prevenir el derrape” (NSC).
c. Fortalecimiento de carreteras rurales: como ya se explicó en el presente artículo, Colombia es un país con una alta fuerza del sector agrícola y agroindustrial, teniendo el gran reto de fortalecer las vías rurales que faciliten el acceso a las fincas y parcelas productoras de productos básicos de alimentación, y a su vez, que promuevan el cumplimiento de estándares de seguridad vial entre los conductores y vías seguras con menos número de huecos, resaltos y carreteras pavimentadas.
d. Cobertura médica en carretera: garantizar en poco o nulo tiempo la cobertura médica ante cualquier evento o siniestro vial es un factor clave para salvar vidas en el marco de Visión Cero, mediante el fortalecimiento de equipos médicos para atención traumatológica, personal entrenado y con competencias puntuales para la atención y lo más importante, incentivando a la industria a diseñar planes de atención adecuados de acuerdo con el contexto y naturaleza de la actividad, promoviendo la comunicación entre todos los actores (vial, técnico y médico) en el momento de la emergencia, con fines a tener un diagnóstico aterrizado sobre la víctima y así definir de manera priorizada el tratamiento y acción tanto inmediata como a mediano plazo.
e. Tecnología digital: como lo indica NSC en el documento The Road to Zero, A Vision for Achieving Zero Roadway Deaths by 2050: “las mejoras en la infraestructura digital en las zonas rurales, junto con la adopción generalizada de la comunicación de vehículo a vehículo, también han significado reducciones en los accidentes, porque los vehículos pueden compartir información de seguridad entre ellos y con su entorno y usar esta información para evitar colisiones. Aunque la brecha de seguridad entre las zonas rurales y urbanas no ha cerrado bastante, gracias a la tecnología ahora es más estrecho que nunca’’, refiriéndose a los alcances obtenidos en 2050 tras aplicar la estrategia de Visión Cero.f. Compromiso gubernamental: en este ítem, es esencial la intervención de las entidades gubernamentales como la Agencia Nacional de Seguridad Vial y el Ministerio de Transporte, para la generación de políticas, planes de choque, proyectos e iniciativas que desencadenen en tecnología de seguridad, acciones aterrizadas a zonas con alta accidentalidad, desincentivo del consumo de alcohol en el momento de conducción, generación normativa para actores vulnerables como ciclistas, peatones y motociclistas, y entender la reducción de velocidad como una estrategia para el control de muertes en la vía.
g. Incentivo de aseguradoras: las compañías de seguros juegan un papel clave en el incentivo de uso de vehículos automatizados para aquellos actores viales con los cuales se ha detectado a través de análisis de información, como aquellos que mayor riesgo de siniestro vial sufren, por ejemplo, conductores de mulas, motociclistas y demás. Igualmente, el sector asegurador tiene un papel clave en la implantación de campañas que enseñen e incentiven a los actores viales a tener un pensamiento seguro y actuación basada en comportamientos conscientes en el momento de la conducción.
h. Transporte público integral: centralizar la conducción en un solo actor y de manera integrada, asociada a un solo conductor es una política clave para el control de accidentes viales en el marco de Visión Cero, teniendo la centralización de la conducción a través de transporte público con alta tecnología y bajo estrictos estándares de seguridad que operen no solo en ciudades capitales como Bogotá, Medellín o Cali, sino que también permitan a otras ciudades de Colombia acceder a este. De esta manera, se podría reducir el uso de vehículo por encima del 40%, generando menos exposición a los peligros asociados a la conducción, además de generar ambientes más saludables y amigables, fundamentado en reducción de generación de gases efecto invernadero y un aire mucho más respirable.
i. Reducción del factor humano: tal y como lo indica el National Safety Council, el “cambio del pensamiento tradicional sobre la seguridad, en lugar de ver los humanos como delincuentes, responsables de la mayoría de los accidentes debido a sus malos hábitos, los planificadores y los ingenieros comenzaron a pensar que el sistema en sí mismo debe ser seguro, pensando en formas de diseñar carreteras y vehículos para acomodar el error humano para hacer que todo sistema sea más seguro’’, esto implica inversión en tecnología, migrando de factores humanos a automatización de sistemas.
j. Creación de cultura de seguridad: entender las responsabilidades de cada actor en la vía hace que cada uno de los actores entiendan que cada acción y toma de decisiones en la carretera genera una consecuencia positiva o negativa y que a su vez, cada consecuencia tiene una responsabilidad compartida de acuerdo con los daños ocasionados y la severidad de estos. Igualmente, se debe implantar una visión más enfocada a encontrar el verdadero valor de la prevención, en vez de encontrar culpables por siniestros o eventos en la vía.
k. Incentivos empresariales: es claro que incentivar es la mejor forma para generar afianzamiento en seguridad vial y en este ítem, el sector industrial o empresarial cumple un papel clave en el aporte a la adopción de la estrategia Visión Cero, tal y como lo afirma el NSC: “En 2050, las empresas están invirtiendo en seguridad y compartiendo los beneficios de empleados más saludables y una comunidad más solidaria. Métodos de financiación innovadores como bonos que pagan a los inversores por resultados positivos, han creado oportunidades para la gran escala, proyectos de renovación y mejora”.
Las más de 6.476 víctimas mortales en accidentes de tránsito en Colombia son razón suficiente y el insumo necesario para tomar de manera muy seria esta problemática como un foco de salud pública a combatir. Los diferentes actores enmarcados en la Visión Cero del NSC tienen un importante compromiso con cada una de esas 6.476 víctimas en Colombia para promover cero muertes en la carretera y empoderar a cada persona que ande por la vía a entender que cada acción que genere y cada decisión que tome en la carretera (ya sea como motociclista, peatón, ciclista, conductor u otro) tiene una consecuencia positiva o negativa enmarcada en una cultura de seguridad sostenible y consciente. Esperemos en 2050 tener una Colombia con reducciones muy significativas de muertes y lesionados en las carreteras del país.
Documento basado en THE ROAD TO ZERO: A VISION FOR ACHIEVING ZERO ROADWAY DEATHS BY 2050, del National Safety Council, 2018.