Fuente: DKV Instituto de la vida saludable / Iniciativa española creada para promover la mejora de la salud y la vida de la población mediante la divulgación de información y la formación orientada a inculcar hábitos saludables.
El sentido del trabajo
El mundo está en constante cambio y en consecuencia el mundo del trabajo también. La globalización, la crisis financiera, las nuevas tecnologías, los cambios demográficos y sociales tienen su impacto en el mercado laboral, las relaciones en el trabajo, la cultura organizacional y la concepción del trabajo en sí.
Según la Real Academia Española (RAE), la palabra “trabajar” viene del latín 'tripaliāre: torturar’, o del latín tardío 'trepalium: instrumento de tortura compuesto de tres estacas'. Estas tres estacas servían, en un principio, para domesticar a los animales salvajes y más tarde se convirtieron en un elemento de tortura y de sufrimiento.
La concepción del trabajo ha estado durante mucho tiempo vinculada al concepto de sacrificio, pero hoy en día esto ya no tiene sentido.
Buscamos la realización en nuestra vida profesional, disfrutar con aquello que hacemos, con los resultados que obtenemos, queremos sentirnos bien en nuestro entorno profesional. Queremos dar sentido a nuestro trabajo, más allá de interpretarlo como una fuente de ingresos.
En este sentido el equipo de Human Research, de la Universidad de Quebec, ha realizado diferentes estudios vinculados a la relación del hombre con el trabajo. Concluye que hay diferentes formas de darle sentido y que no son excluyentes entre ellas.
Interpretamos el trabajo como:
- Refuerzo de nuestra identidad: es un lugar de relación y encuentro con otras personas, con las que sentirnos integrados y reflejados.
- Producción: permite “estar haciendo algo”, tareas concretas y definidas en el tiempo.
- Resultado: tenemos un objetivo, debemos cumplirlo. Nos focalizamos, nos esforzamos, competimos para conseguir aquello que nos hemos propuesto.
- Tiempo: nos ayuda a ordenar nuestra vida. Nuestros momentos de ocio, momentos con la familia y momentos profesionales.
- Territorio: en el que nos desarrollamos y crecemos como profesionales, donde cada vez asumimos mayores responsabilidades y ejercemos influencia.
- Estatus: somos alguien en la organización, en la vida. Nuestra actividad profesional es reconocida y valorada por nuestro entorno, la comunidad.
Sea cual sea la perspectiva con la que nos sintamos identificados lo que se pone en evidencia es la influencia del trabajo en nuestras vidas y en consecuencia, la necesidad de trabajar en la línea de velar por el bienestar psíquico y emocional de los colaboradores en las organizaciones, pues además de tener impacto en la persona, también afecta a la empresa y sus resultados.
El foco está en la persona
Todos tenemos familia, amigos, un entorno social más allá del profesional en el que se producen situaciones que nos desestabilizan emocionalmente. Una organización que desee ocuparse del bienestar emocional de sus colaboradores pondrá el foco en la persona, esto es: se ocupará de abordar aspectos directamente vinculados con el entorno laboral y aspectos vinculados a las circunstancias individuales.
Las empresas ya están incorporando, como beneficios sociales, servicios tales como mindfulness, atención psicoemocional, dieta saludable, gimnasia, yoga, fisioterapia, entre otros. El departamento de personas en las empresas va más allá de los conceptos de clima y cultura. Liderazgo está poniendo el foco en el bienestar, en el sentido amplio de la palabra.
¿Qué entendemos por salud emocional?
La Mental Health Foundation define la salud emocional como “una sensación de bienestar que permite a una persona desenvolverse en la sociedad y satisfacer las demandas de la vida cotidiana. Las personas con buena salud emocional tienen capacidad para afrontar una enfermedad, un cambio o una pérdida”.
La salud emocional se refiere al bienestar psicológico general: cómo nos sentimos con nosotros mismos, la calidad de nuestras relaciones y la capacidad para gestionar las propias emociones y afrontar las dificultades. Ser emocionalmente saludable es mucho más que estar libre de la depresión, ansiedad u otros problemas psicológicos.
Podemos resumir que las personas emocionalmente sanas tienen las siguientes características:
- Sentimiento de satisfacción.
- Entusiasmo por la vida, capacidad de reír y divertirse.
- Capacidad de lidiar con el estrés y recuperarse de la adversidad.
- Sentido de significado y propósito, tanto en sus actividades como en sus relaciones.
- Flexibilidad para aprender cosas nuevas y adaptarse al cambio.
- Equilibrio entre el trabajo y el ocio, el descanso y la actividad.
- Capacidad de construir y mantener relaciones satisfactorias.
- Confianza en sí mismo y una autoestima alta.
- Una capacidad directamente vinculada con la salud emocional es la resiliencia o capacidad para superar las circunstancias adversas.
Uno de los factores clave para la resiliencia es la capacidad de equilibrar el estrés y las emociones. La capacidad de reconocer las propias emociones y expresarlas adecuadamente ayuda a evitar quedarse anclado en estados de ánimo negativos.
Aspectos clave para mejorar nuestra salud emocional
El estilo de vida:
- Descansar lo suficiente: para tener una buena salud mental y emocional, es importante cuidar el cuerpo. Eso incluye dormir lo suficiente. La mayoría de las personas necesitan de siete a ocho horas de sueño cada noche para poder funcionar de manera óptima.
- Cuidar la alimentación: cuanto más aprenda sobre lo que come y cómo afecta a su energía y estado de ánimo, mejor se sentirá. El desarrollo de buenos hábitos alimenticios es una medida aconsejable para la prevención del estrés.
- Hacer ejercicio: El ejercicio es un poderoso antídoto contra el estrés y la ansiedad. Buscar maneras de añadir pequeñas actividades al día, como subir las escaleras en vez de usar el ascensor o ir de paseo. Si quiere tener una buena salud física y mental, trate de hacer al menos 30 minutos de ejercicio diario. Al hacer ejercicio liberamos endorfinas, unas sustancias químicas que nos dan energía y elevan nuestro estado de ánimo.
- Limitar el alcohol, evitar el tabaco y otras drogas: son estimulantes que hacen sentir bien en el corto plazo, pero a largo plazo suponen consecuencias negativas para la salud física y emocional.
El cuidado de sí mismo:
Con el fin de mantener y fortalecer su salud emocional, es importante prestar atención a sus propias necesidades y sentimientos. No deje que el estrés y las emociones negativas se acumulen. Trate de mantener un equilibrio entre sus responsabilidades diarias y las cosas que le gustan. Si cuida de usted mismo, va a estar mejor preparado para hacer frente a los desafíos.
Cuidar de sí mismo implica:
- Hacer cosas por el bien de los demás: ser útil a los demás y ser valorado por lo que hace puede ayudar a construir una autoestima sana.
- Desarrollar la auto-disciplina: el auto-control puede ayudar en momentos de intranquilidad, para disipar los pensamientos negativos.
- Aprender o descubrir cosas nuevas: hacer cursos de formación de aquello que le interese, leer, visitar un museo, aprender un nuevo idioma o simplemente viajar a un lugar nuevo.
- Disfrutar de la belleza de la naturaleza o del arte: los estudios demuestran que un simple paseo por un jardín puede reducir la presión arterial y reducir el estrés.
Todos somos diferentes, no todos nos sentiremos bien haciendo las mismas cosas. Algunas personas se sienten mejor relajándose y ralentizando sus movimientos mientras que otros necesitan más actividad, más excitación o estimulación para sentirse mejor. Lo importante es encontrar actividades que le gusten y que ayuden a motivarlo.
Las relaciones sociales:
Rodéate de personas positivas, confiables, cuide sus relaciones. Los seres humanos somos seres sociales y en consecuencia tenemos necesidad de relacionarnos y establecer vínculos positivos con los demás. En momentos en que necesitamos apoyo de los demás, deseamos ser escuchados y sentirnos comprendidos es importante contar con personas con las que poder hablar en confianza.
¿Qué es un entorno de trabajo saludable?
La salud emocional está vinculada a nuestro bienestar en todos los ámbitos de nuestra vida, también en el entorno laboral. Podemos mejorarla teniendo en cuenta las recomendaciones anteriores, pero es importante también que el lugar de trabajo la promueva y nos ayude a mantenerla.
Hasta hace relativamente poco tiempo, expresar abiertamente nuestras emociones en el entorno laboral podía ser interpretado como un signo de debilidad. Hoy en día hablamos abiertamente de emociones en las empresas, tanto en las relaciones internas como con nuestros clientes, y esto es un indicador de que las cosas están cambiando. Nos movemos hacia una visión del trabajador como “ser humano” que piensa, pero también siente.
Las instituciones gubernamentales, las organizaciones y los centros de investigación han desarrollado estudios, estrategias y planes para velar por la salud y el bienestar emocional en el entorno profesional.
En este sentido la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha impulsado un programa con el objetivo de fomentar “entornos de trabajo saludables” en las organizaciones.
La OMS define un “entorno de trabajo saludable” de la siguiente manera:
Un lugar de trabajo saludable es aquel en el que los trabajadores y los gerentes colaboran en la aplicación de un proceso de mejora continua para proteger y promover la salud, la seguridad y el bienestar de todos los trabajadores y la sostenibilidad del lugar de trabajo, teniendo en cuenta:
- Temas de salud y de seguridad en el entorno físico de trabajo.
- Temas de salud, seguridad y bienestar en el entorno psicosocial de trabajo, con inclusión de la organización del trabajo y de la cultura laboral.
- Recursos de salud emocional y personal en el lugar de trabajo.
- Maneras de participar en la comunidad para mejorar la salud de los trabajadores, sus familias y otros miembros de la comunidad.
Si atendemos a dicha definición, vemos la evolución del concepto que va más allá de lo que es el entorno físico, pasamos de la prevención de riesgos laborales a un concepto más amplio que percibe el entorno laboral como un elemento de mejora de la salud integral de cada persona y, en consecuencia, de la organización, la familia y la comunidad.
Entorno de trabajo saludable:
Ambiente físico:
La estructura, aire, maquinaria, mobiliario, productos, químicos, materiales y procesos de producción en el trabajo. Legalmente las organizaciones deben cumplir con su responsabilidad en prevención de riesgos laborales, aunque sigue habiendo índices de accidentabilidad superiores a los deseados.
Ambiente psicosocial:
Este concepto hace referencia a la organización del trabajo, la cultura, las actitudes, los valores, las creencias y los comportamientos que afectan el bienestar emocional y físico de los colaboradores. Son factores que, si no se tratan adecuadamente, pueden provocar estrés.
Podemos agrupar los riesgos psicosociales de la siguiente forma:
- Exigencias excesivas del trabajo o exposición a riesgos físicos.
- Falta de autocontrol/autonomía: tener un poder de decisión muy limitado sobre el modo en el que se realiza el propio trabajo.
- Apoyo inadecuado: tener un apoyo insuficiente por parte de la dirección o de los colegas.
- Relaciones deficientes (incluyendo acoso/violencia): estar sometido a comportamientos inaceptables.
- Conflicto o falta de claridad de roles y responsabilidades.
- Gestión deficiente de los cambios: no estar implicado/a ni informado/a de los cambios organizativos.
Primeras ideas sobre cómo gestionarlos:
- Reasignar el trabajo para reducir la carga, promover la flexibilidad en la ubicación del trabajo y el tiempo asignado para realizarlo.
- Clarificar roles y responsabilidades.
- Promover una comunicación transparente.
- Aplicar una política de tolerancia cero respecto del acoso, la intimidación o la discriminación.
- Promover la conciliación entre la vida laboral y privada, fomentar desde dentro hábitos de vida saludables: salud emocional y física, alimentación.
- Formar a los gerentes en habilidades de comunicación y liderazgo. Promover una cultura de feedback (retroalimentación).
- Velar por la salud emocional dentro y fuera de la organización.